Historia del Camp Nou
Historia del Camp Nou
El Camp Nou se inauguró el 24 de septiembre de 1957 y fue la sede inaugural del Mundial de 1982
En la vida de los clubes deportivos la evolución de sus instalaciones es una de las principales muestras del éxito o la decadencia de las entidades. En la historia del Barça esta idea se manifiesta claramente en tres etapas: la primera, con cambios sucesivos de terreno de juego, resultado lógico de toda etapa inicial; la segunda, con el campo de las Corts, signo de la consolidación del club; y la tercera, la del Camp Nou, que es la que corresponde con la expansión y grandeza de la entidad.
El viejo campo de Las Corts, inaugurado en1922, vivió diversas remodelaciones para acoger una masa social azulgrana que no paraba de crecer. Después de la Guerra Civil la recuperación de la entidad significó un aumento continuado de socios y de espectadores. El club respondió a esta demanda con diversas ampliaciones, tanto del gol sur (1946) como del gol norte (1943), o de la capacidad de la tribuna (1945). Asimismo, cada vez era más claro que había la necesidad de plantearse la construcción de un campo nuevo, y por ello la junta combinaba estas mejoras de las Corts con los primeros pasos para conseguir el sueño de un nuevo estadio.
El viejo campo de Las Corts, inaugurado en1922, vivió diversas remodelaciones para acoger una masa social azulgrana que no paraba de crecer. Después de la Guerra Civil la recuperación de la entidad significó un aumento continuado de socios y de espectadores. El club respondió a esta demanda con diversas ampliaciones, tanto del gol sur (1946) como del gol norte (1943), o de la capacidad de la tribuna (1945). Asimismo, cada vez era más claro que había la necesidad de plantearse la construcción de un campo nuevo, y por ello la junta combinaba estas mejoras de las Corts con los primeros pasos para conseguir el sueño de un nuevo estadio.
LA NECESIDAD DE UN NUEVO ESTADIO
Desde 1948 las voces favorables a un proyecto ambicioso eran cada vez más numerosas, pero el propósito no era fácil de hacer efectivo, y había que conciliar con el desarrollo urbanístico que Barcelona comenzaba a hacer en aquellos años en el área de la Diagonal.
En muchas ocasiones se hace referencia al impacto que tuvo el fichaje del gran jugador Ladislau Kubala para acabar de hacer decidir a la junta barcelonista. Es cierto que la llegada de Kubala creó unas enormes expectativas y una atmósfera de ilusión colectiva, pero hay que tener en cuenta que también fueron muy decisivas en esta misma dirección las dos Ligas ganadas consecutivamente los años 1947-48 y 1948-49, antes de la incorporación del crack húngaro.
De hecho, el primer paso en firme del club se produjo en septiembre de 1950, quince días antes de que Kubala jugase su primer partido amistoso vestido de azulgrana. En aquel momento el club, que presidía Agustí Montal y Galobart, firmó una opción de compra sobre terrenos de la zona de la Maternidad, que hizo efectiva dos meses después.
A partir de entonces se abrió una etapa suficientemente enojosa, pues la decisión de la comisión del Camp Nou (9 de febrero de 1951) de cambiar el emplazamiento del futuro estadio en la zona final de la Diagonal dio paso a unas estériles negociaciones con las Administraciones que no llegaron nunca a buen puerto. El asunto quedó en punto muerto hasta la victoria de Francesc Miró-Sans en las elecciones a la presidencia del FC Barcelona (14 de noviembre de 1953). El nuevo presidente era un acérrimo defensor de la rápida construcción del nuevo estadio y una de las primeras cosas que decidió (18 de febrero de 1954) fue emplazar el futuro estadio en los terrenos adquiridos en 1950 y no en el tramo final de la Diagonal. Así, el 28 de marzo, ante una multitud de 60.000 barcelonistas, se colocó la primera piedra del Camp Nou, bajo la presidencia del gobernador civil Felipe Acedo Colunga y con la bendición del arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego.
En muchas ocasiones se hace referencia al impacto que tuvo el fichaje del gran jugador Ladislau Kubala para acabar de hacer decidir a la junta barcelonista. Es cierto que la llegada de Kubala creó unas enormes expectativas y una atmósfera de ilusión colectiva, pero hay que tener en cuenta que también fueron muy decisivas en esta misma dirección las dos Ligas ganadas consecutivamente los años 1947-48 y 1948-49, antes de la incorporación del crack húngaro.
De hecho, el primer paso en firme del club se produjo en septiembre de 1950, quince días antes de que Kubala jugase su primer partido amistoso vestido de azulgrana. En aquel momento el club, que presidía Agustí Montal y Galobart, firmó una opción de compra sobre terrenos de la zona de la Maternidad, que hizo efectiva dos meses después.
A partir de entonces se abrió una etapa suficientemente enojosa, pues la decisión de la comisión del Camp Nou (9 de febrero de 1951) de cambiar el emplazamiento del futuro estadio en la zona final de la Diagonal dio paso a unas estériles negociaciones con las Administraciones que no llegaron nunca a buen puerto. El asunto quedó en punto muerto hasta la victoria de Francesc Miró-Sans en las elecciones a la presidencia del FC Barcelona (14 de noviembre de 1953). El nuevo presidente era un acérrimo defensor de la rápida construcción del nuevo estadio y una de las primeras cosas que decidió (18 de febrero de 1954) fue emplazar el futuro estadio en los terrenos adquiridos en 1950 y no en el tramo final de la Diagonal. Así, el 28 de marzo, ante una multitud de 60.000 barcelonistas, se colocó la primera piedra del Camp Nou, bajo la presidencia del gobernador civil Felipe Acedo Colunga y con la bendición del arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego.
LA CONSTRUCCIÓN (1954-57)
El proyecto del nuevo estadio fue encargado a los arquitectos Francesc Mitjans Miró, primo hermano de Miró-Sans, y Josep Soteras Mauri, con la colaboración de Lorenzo García Barbón. Más de un año después, el 11 de julio de 1955, el club adjudicó la obra a la empresa de construcción INGAR SA, que presentó un presupuesto de 66.620.000 pesetas y un plazo de ejecución de 18 meses. El coste total de la obra, sin embargo, sobrepasó con creces la cantidad mencionada, llegando a ser de unos 288 millones de pesetas, una cifra que se tuvo que sufragar en parte con las sucesivas emisiones de obligaciones hipotecarias (100 millones de pesetas) y bonos de caja (60 millones de pesetas). Esta medida permitió financiar la construcción del estadio, pero a costa de endeudar el club durante algunos años.
LA INAUGURACIÓN
La fecha prevista para la inauguración del estadio era la del 24 de septiembre de 1957. Para llevar a cabo una ceremonia bien esplendorosa se constituyó una comisión organizadora de la inauguración, la presidencia de la cual correspondió a dos personas: Aleix Buxeres (relaciones públicas) y Nicolau Casaus (organización). El sábado 21 de septiembre José María de Cossío, miembro de la Real Academia Española, pronunció, en el Salón de las Crónicas del Ayuntamiento de Barcelona, el pregón que abría oficialmente las fiestas de la inauguración de las nuevas instalaciones. También, durante aquel fin de semana de septiembre, se disputaron en el campo de las Corts y en el Palacio Municipal de Deportes una serie de partidos internacionales, que tuvieron como protagonistas a las diversas secciones del club. La trascendencia de aquellas jornadas quedó bien patente en el hecho de que el gran poeta Josep M. de Sagarra escribiese un soneto titulado 'Azul Grana', y en la creación de un himno en el estadio del FC Barcelona, con letra de Josep Badia y música de Adolf Cabané.
Aquel día de la Merced de 1957, la ciudad apareció engalanada con los colores azulgranas. Los actos de inauguración comenzaron con una misa solemne y la bendición del estadio por el arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego. Acto seguido, el Orfeón Graciense cantó el ‘Aleluya’ de Händel y se entronizó la imagen de la Virgen De Montserrat. Numerosas personalidades del mundo político y deportivo apoyaron en el palco al presidente Francesc Miró-Sans, como José Solís Ruiz, ministro secretario general del Movimiento, de quién dependía la política deportiva oficial en aquella época; José Antonio Elola Olaso, jefe de la Delegación Nacional de Deportas; Felipe Acedo, gobernador civil de Barcelona, y Josep M. de Porcioles, alcalde de Barcelona.
Aquel día de la Merced de 1957, la ciudad apareció engalanada con los colores azulgranas. Los actos de inauguración comenzaron con una misa solemne y la bendición del estadio por el arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego. Acto seguido, el Orfeón Graciense cantó el ‘Aleluya’ de Händel y se entronizó la imagen de la Virgen De Montserrat. Numerosas personalidades del mundo político y deportivo apoyaron en el palco al presidente Francesc Miró-Sans, como José Solís Ruiz, ministro secretario general del Movimiento, de quién dependía la política deportiva oficial en aquella época; José Antonio Elola Olaso, jefe de la Delegación Nacional de Deportas; Felipe Acedo, gobernador civil de Barcelona, y Josep M. de Porcioles, alcalde de Barcelona.
Con más de 90.000 espectadores que llenaban las graderías de un Camp Nou que aún no estaba acabado, comenzaron a deshilar por el terreno de juego representantes de los clubes catalanes de fútbol, así como miembros de las secciones del club, de las peñas barcelonistas y de los diversos equipos de la entidad. A continuación fue interpretado el ya mencionado 'Himno al Estadio' y a las cuatro y media de la tarde, se inició el partido inaugural. Se enfrentaron el FC Barcelona y el conjunto polaco del Varsovia. La primera alineación barcelonista del nuevo estadio fue: Ramallets, Olivella, Brugué, Segarra, Vergés, Gensana, Basora, Villaverde, Martínez, Kubala y Tejada. En la segunda parte el once barcelonista fue el siguiente: Ramallets, Segarra, Brugué, Gràcia, Flotats, Bosch, Hermes, Ribelles, Tejada, Sampedro y Evaristo. El partido acabó con un 4-2 favorable a los barcelonistas, con goles de Eulogio Martínez (quién, en el minuto 11, marcó el primer gol del Camp Nou), Tejada, Sampedro y Evaristo. Durante el descanso, 1.500 personas bajo la dirección de la Agrupación Cultural Folclórica de Barcelona, bailaron una inmensa sardana y se liberaron 10.000 palomas. Comenzaba de esta manera una nueva etapa en la historia del FC Barcelona.
LA EVOLUCIÓN DEL ESTADIO DESDE 1957
Cuando se inauguró, el Camp Nou tenía una capacidad para 93.053 espectadores (se había abandonado el viejo proyecto de llegar a las 150.000 plazas) y las dimensiones del terreno de juego eran de 107 por 72 metros (actualmente son de 105x68, siguiendo la normativa que dispone la UEFA). Los principales materiales empleados en su construcción habían sido el hormigón y el hierro. Desde aquel ya lejano año de 1957 el Estadio ha experimentado varias reformas y mejoras.
Entre las más destacadas se encuentran la inauguración del alumbrado (1959), el marcador electrónico situado en Tribuna 2ª gradería (1976) o los palcos privados, la sala VIP y la sala de prensa (todo en la temporada 1981/82).
Entre las más destacadas se encuentran la inauguración del alumbrado (1959), el marcador electrónico situado en Tribuna 2ª gradería (1976) o los palcos privados, la sala VIP y la sala de prensa (todo en la temporada 1981/82).
AMPLIACIÓN EN 1982
El año 1982 se amplió la capacidad del Estadio en 22.150 plazas nuevas en la tercera grada. Así, el aforo del Camp Nou quedaba en unas 115.000 localidades. En el año 1982, precisamente, el Camp Nou fue la sede de la ceremonia y el partido inaugural del Mundial de España. Dos años más tarde, en 1984, se inauguraba el Museo del Club, situado en Tribuna 2ª gradería.
Durante 1994 se realizaron nuevas obras. Consistieron en rebajar 2'5 metros el nivel del terreno de juego, en la ampliación de las gradas bajas, en la conversión de las localidades de pie detrás de los goles en localidades de asientos y en la desaparición del foso de seguridad que rodeaba el terreno de juego.
Antes del cambio de siglo se reconvertirían las localidades de pie en asientos. De esta manera, el aforo quedaba en los cerca de 99.000 asientos que tiene en estos momentos.
Durante 1994 se realizaron nuevas obras. Consistieron en rebajar 2'5 metros el nivel del terreno de juego, en la ampliación de las gradas bajas, en la conversión de las localidades de pie detrás de los goles en localidades de asientos y en la desaparición del foso de seguridad que rodeaba el terreno de juego.
Antes del cambio de siglo se reconvertirían las localidades de pie en asientos. De esta manera, el aforo quedaba en los cerca de 99.000 asientos que tiene en estos momentos.
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